domingo, 8 de enero de 2017

Arquitectura

Dibujando en el Pazo de Oca (Pontevedra), hacia 1991.
Antes de hacer Bellas Artes estudié unos años Arquitectura  en la ETSA de La Coruña.

La asignatura de dibujo artístico  se llamaba “Análisis de Formas”
y se consideraba un hueso por su alto número de repetidores. Como la cantidad de gente matriculada no cabía en ningún aula, nos mandaban a dibujar a sitios como la plaza de María Pita o la estación de la RENFE. 

Mi sensación es que los profesores no preparaban las clases prácticamente nada.
La excepción creo que fue la clase de presentación de la asignatura, donde nos dieron una arenga conjunta cuyo núcleo recuerdo bien, porque para mí fue muy estimulante:

El dibujo es un medio de expresión. Pero para poder usarlo como tal hay que soltarse:
Hay que perder el miedo a hacer un dibujo “feo”. El que venga con el jarrón, la flor… y las cuatro cosas que se hacen en Bachillerato creyendo que “sabe dibujar”, se equivoca.
La noticia buena es que todo el mundo puede aprender a dibujar, de la misma manera que todo el mundo aprende a escribir.


Esa idea de que se podía dibujar sin pretensiones artísticas, sólo describiendo (como quien "escribe" lo que ve) me gustó mucho. Así que me puse a ello intensivamente, aprovechando unas vacaciones de Navidad para salir a dibujar todos los días por Avilés.

Calle La Fruta  e interior de la iglesia nueva de Sabugo (Avilés)


La estación de la RENFE (Avilés)


Calle Rivero y entrada al claustro de San Nicolás (Avilés)


Empecé sólo con lápiz y me quedaban dibujos descriptivos pero un poco insípidos.
Alguna vez que los pasé a tinta me pareció que eso incluso los empeoraba. Así que decidí acostumbrarme a dibujar directamente a tinta, casi siempre con un Pilot, aún a costa de no poder rectificar errores de perspectiva o proporción.

Apuntes durante clases y callejeando por Coruña.




ALSA Intercar  y Calle Galiana (Avilés)
 A veces llevaba también un pincel y un bote con tinta diluída,  para realzar volúmenes:

La iglesia de Eirís  (La Coruña)

Hormigonera, rapacín  jugando a la pelota y arquitectura popular en Elviña (La Coruña).

Otras veces dibujaba con una sanguina, o con Pilot + tres lápices (azul, rojo y amarillo):

Salida a Santiago de Compostela. El dibujo de la derecha lo hice mientras el profesor Soraluce le explicaba al grupo in situ
la fachada de Platerías. (Me apetecía oír su explicación, pero acababa de dibujar el de la izquierda y no quería parar).

Entrada del "Jardilín"  y   Puente Pasaje  (La Coruña)
Parque del Muelle  (Avilés),  con grupo de jubilados supervisando una obra.



La carrera la dejé a la mitad -de eso me alegro- pero guardo muy buen recuerdo de aquellos años que pasé en Coruña, de profesores extraordinarios como José Ramón Soraluce Blond, y de los amigos con los que viví allí:  Edu, Juanma, Mónica, Eva, Ana, Leo, Saínza, Iván, Lucía, María Rosa, Roque...
El caso es que yo de pequeño siempre había dibujado en casa (a partir de libros o cómics).
Fue como estudiante de arquitectura cuando cogí la afición de  salir por ahí a dibujar.
Es un cambio importante; de repente los dibujos se convierten en vivencias, y descubres que tienes una manera de disfrutar en casi cualquier lugar.


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Ante el escepticismo de mis alumnos sobre si alguna vez fui joven y tuve pelo, añado esta foto mía de la época en que estudiaba Arquitectura.